Durante estos días de confinamiento, cuarentena, fases de escalada y desescalada y “nueva normalidad”, hemos hecho muchos cambios. Muchos de ellos han sido innatos y, prácticamente, los hemos aplicado mientras tenía lugar la pandemia de coronavirus. Otros, en cambio, nos han llevado esfuerzo, tiempo y muchas emociones. Uno de los cambios que ha tenido lugar es el de nuestros hábitos de compra. Si antes estábamos acostumbrados a acudir a grandes superficies comerciales y a la compra a grandes plataformas virtuales, ahora el comercio local se abre paso. Hoy os dejamos con 7 motivos por los que apostar por el comercio local y el pequeño comercio. ¿Nos acompañáis? ¡Ah! Y no os olvidéis de que en nuestro centro podréis encontrar el postgrado en gestión de pymes.
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¿Por qué apoyar el comercio local?
Como bien sabemos, la pandemia de coronavirus nos ha afectado a muchos niveles: personal, social, laboral, sanitario… El paradigma desconocido ante el que nos ha posicionado esta situación nos marca, por otro lado, otros caminos que nos pueden favorecer a nivel social.
Uno de ellos es el de apoyar al comercio local y los pequeños productores. ¿Te preguntas por qué es necesario hacerlo y en qué puede repercutirnos? Te damos 7 motivos por los que deberías apostar por él.
1-. Generación de empleo
La mayoría de pequeños comercios locales en España están regidos por pequeñas y medianas empresas. Uno de los tejidos empresariales que más empleo generan, a través de tiendas, locales, restaurantes, negocios de barrio u otros, son las pymes. Por ello, apostar por el comercio local y el pequeño comercio es apostar por la generación de empleo. Asimismo, este tipo de comercio suele sufrir en mayor grado las crisis económicas, pues no pueden competir contra grandes superficies o marcas internacionales.
2-. El comercio local repercute en todos
Y en cada uno de nosotros. Apostar por consumir en el comercio local y en las tiendas de barrio o pueblo es un acto que acaba repercutiendo en nosotros mismos. Gracias a ello, hacemos que el dinero circule por nuestros barrios, contribuyendo a nuestro sistema económico y a nuestra prosperidad en el entorno más cercano. Asimismo, el dinero que invertimos en el comercio local se convierte en una redistribución hacia familias y personas cercanas a nosotras. Activar el consumo en comercios de proximidad es activar nuestra economía y bienestar más cercanos.
3-. Optimización del tiempo personal
Generalmente, el comercio local nos queda a un “paso” de casa. Es decir, invertir nuestro tiempo en comprar en él es disminuir el tiempo que gastamos desplazándonos hacia grandes superficies o supermercados. Además, es muy común que los pequeños comercios preparen pedidos por teléfono o por web. En este caso, solo tendrás que recoger el pedido o indicar la dirección de tu domicilio. Invertir en tiempo es invertir en calidad de vida. Un win-win sin ninguna duda.
4-. Apoyo mutuo
Apoyar al comercio local es tejer una red de apoyo mutuo. Mientras nosotros apoyamos al pequeño empresario y a su plantilla de trabajadores (que son, en definitiva, nuestros vecinos), apoyamos también a nuestro barrio, pueblo o ciudad. Generalmente, las asociaciones de pueblos o barrios apoyan las actividades culturales y festivas que se organizan en nuestras calles.
5-. Más calidad en muchos sentidos
Ir a una grande superficie o un supermercado de cualquier cadena nos aboca directamente a un “self service” completo. Al final, cada uno cuida aquello que le importa y, en el caso del comercio local, es el cliente y el producto. El pequeño comercio cuida y mima el producto que ofrece, seleccionando aquello que cree que le permitirá ofrecer un buen servicio. Así, por ejemplo, si queremos comprar unas sábanas, acudir al comercio local es acudir a un especialista en este ámbito. Generalmente, nos ofrecerá un producto bueno porque es nuestro vecino y quiere vernos otra vez.
Aunque suene a una de esas “típicas” frases que vemos en anuncios y carteles. Acudir a los negocios de barrio es una muestra de tu compromiso con el bienestar social. Consumir en ellos es una apuesta ética. Eres consciente que nunca podrán igualar el precio de esa marca norteamericana o europea que ha abierto 300 establecimientos en el país. Sin embargo, decides apostar por tu vecino, quien lleva “x” años contribuyendo a nuestro bienestar social y que apuesta por un modelo de comercio sostenible y equilibrado. Por otro lado, este tipo de comercio de barrio o pueblo también puede ayudarte a ajustar otras medidas en cuanto a tu ética: puedes apostar por la producción local, por ejemplo preguntando la procedencia de algunos artículos o alimentos.
7-. Lugar de encuentro
Los establecimientos de barrio o de pueblo acaban convirtiéndose en un lugar de encuentro para los vecinos. Por ejemplo, acudir al horno o pastelería de la esquina se convierte en una rutina en la que ves siempre la misma cara y acabas tejiendo cierta complicidad o relación con el comerciante. Esta situación está también relacionada con las personas mayores, que agradecen un trato cercano y de confianza.