La conducta pasiva se caracteriza por la falta de acción o reacción ante situaciones que requieren una respuesta. Se trata de un comportamiento habitual en muchas personas y que, en casos graves, debe abordarse en terapia. Pueden ocasionar una fuerte sensación de impotencia y parálisis ante la vida, lo que suele derivar en otros trastornos como la ansiedad o la depresión. Por ello, comprender qué significa actitud pasiva y cómo tratarla adecuadamente es fundamental para cualquier interesado en desarrollar una trayectoria en la salud mental.
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¿Qué son las conductas pasivas y qué significan?
Las personas con una conducta pasiva suelen evitar confrontaciones, ceder ante los deseos de los demás y reprimir sus propias necesidades o sentimientos. Entender qué significa actitud pasiva implica reconocer la tendencia a priorizar el bienestar ajeno sobre el propio, lo que puede generar frustración interna y afectar la autoestima.
Cuando nos preguntamos qué es el comportamiento pasivo, hablamos de una forma de actuar donde la persona no defiende sus derechos ni expresa sus opiniones de manera clara. Este tipo de actitud puede estar influenciado por el miedo al rechazo, la baja confianza en uno mismo o patrones de crianza que valoran la sumisión y la complacencia.
Asimismo, qué es actuar de forma pasiva implica adoptar una postura de inacción o sumisión frente a situaciones cotidianas. Por ejemplo, alguien que siempre acepta tareas adicionales en el trabajo, aunque le resulten abrumadoras, por temor a desagradar a sus superiores, está actuando de manera pasiva. Esta forma de comportamiento puede convertirse en un obstáculo para el desarrollo personal y profesional si no se aborda adecuadamente.
Ejemplos de conducta pasiva
Identificar ejemplos de conducta pasiva ayuda a comprender cómo se manifiesta en la vida diaria. Veamos algunos ejemplos típicos de comportamiento pasivo:
- Evitar el conflicto. Una persona que nunca expresa desacuerdo en una conversación, incluso cuando no comparte la opinión de los demás, por miedo a generar tensiones.
- Dificultad para decir “no”. Alguien que acepta constantemente favores o responsabilidades adicionales, aunque no tenga tiempo o energía, para no decepcionar a los demás.
- Reprimir emociones. Personas que no comunican cómo se sienten realmente, ya sea tristeza, enojo o frustración, para evitar ser una “carga” para otros.
- Lenguaje corporal sumiso. Posturas encorvadas, evitar el contacto visual y hablar en voz baja son señales físicas de un comportamiento pasivo.
- Aceptar decisiones sin cuestionar. En el ámbito laboral o personal, alguien que permite que otros tomen decisiones importantes sin ofrecer su opinión o preferencia.
- Sentimientos de impotencia. Creer que no se tiene control sobre las propias circunstancias y, por lo tanto, no intentar cambiar situaciones desfavorables.
Cómo tratar la conducta pasiva en terapia
Abordar la conducta pasiva en terapia requiere un enfoque integral que ayude a la persona a reconocer y modificar sus patrones de comportamiento. Veamos algunas de las técnicas y métodos para tratar la conducta pasiva en terapia:
Aprender a comunicarse de manera efectiva y asertiva es fundamental para superar la pasividad. Esto incluye practicar cómo decir “no” de forma respetuosa, expresar opiniones y defender los propios derechos sin caer en la agresividad.
Técnicas de afirmación personal
El uso de afirmaciones positivas puede fortalecer la autoestima y la confianza en uno mismo. Ambos conceptos son cruciales para contribuir a la reducción de la conducta pasiva y mejorar el bienestar de la persona.
Role-playing o juegos de rol
Simular situaciones sociales permite practicar respuestas asertivas y recibir una retroalimentación constructiva. Además, también facilita la identificación de miedos o patrones y, al tratarse de un espacio seguro, es posible trabajarlas con tranquilidad y seguridad.
Identificación de valores personales
Trabajar en la definición de lo que es importante para la persona puede motivarla a actuar de manera coherente con sus propios principios. Así, en lugar de ceder siempre a las expectativas de los demás, puede poner el foco en lo que es importante para él y cómo sus acciones le hacen sentir más cerca de esa mejor versión de sí mismo.
El tratamiento de la conducta pasiva en terapia es un proceso gradual que requiere compromiso y práctica constante. Por ello, los profesionales que quieren enfocar su trayectoria hacia este ámbito deben apostar por la formación continua para mantenerse constantemente actualizados. ¿Quieres saber qué programas de psicología encajan en tu trayectoria? El máster en psicología clínica aplicada es un buen primer paso, pero no el único: inscríbete en la formación o consulta todos nuestros cursos y másters en psicología para dirigir tu trayectoria hacia el siguiente nivel.