La dieta astringente es la recomendada cuando una persona tiene problemas digestivos. Ante la presencia de procesos diarreicos, una pauta alimentaria de este tipo suele producir grandes beneficios. Te contamos cuál es esta dieta, qué alimentos la conforman y cómo puedes convertirte en un especialista en nutrición con Esneca Business School.
Índice de contenidos
¿Qué es una dieta astringente?
Se recomienda una dieta astringente para combatir la diarrea. Este tipo de alimentación busca reponer la pérdida de líquidos y electrolitos para evitar la deshidratación, y es muy habitual en centros de salud.
Además, otros objetivos de la dieta astringente también son la reducción de la estimulación de las secreciones gastrointestinales, algo clave para frenar la diarrea. También busca enlentecer el tránsito intestinal para reducir el volumen y el número de las deposiciones, además de realizar una progresión dietética equilibrada para que el individuo pueda regresar a una alimentación normal pasado el episodio.
Características de la dieta astringente: alimentos
Para seguir este tipo de dieta es necesario tener en cuenta los alimentos recomendados y aquellos que es mejor evitar. En este sentido, estas son las principales características de la dieta astringente:
- Baja en fibra insoluble. Como por ejemplo legumbres, verduras y algunas frutas.
- Baja en grasa. Deben evitarse los productos ricos en grasa.
- Sin lactosa. La leche, el flan, las natillas o el queso quedarían fuera de la dieta.
- Sin alimentos irritantes. Es mejor evitar el café, las grasas, las bebidas gaseosas y los alimentos picantes.
- Sin alimentos flatulentos. Las alcachofas, el repollo, la col y la coliflor deben quedar fuera de esta pauta alimentaria.
Para poder combatir la diarrea es necesario consumir sobre todo líquidos en las primeras fases e ir incorporando, paulativamente, alimentos sólidos suaves que puedan marcar la transición a nuestro aparato digestivo y hacer que vuelva a trabajar con normalidad.
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Fases de la dieta astringente
Una dieta astringente se divide en varias fases y cada una de ellas incorpora nuevos alimentos hasta lograr, de nuevo, una alimentación normal. Veámoslas:
- Fase 1: las primeras horas deben pasarse en ayuno y bebiendo mucha agua para reponer los líquidos perdidos.
- Fase 2: se incorporan infusiones suaves, zumos colados, caldos desgrasados, etc., propios de una dieta líquida.
- Fase 3: a partir del segundo día se introducen alimentos sólidos suaves como arroz o patatas cocidas, pescado blanco…
- Fase 4: el sistema digestivo debe acostumbrarse a trabajar de nuevo, por lo que se incorporan, poco a poco, nuevas variedades de alimentos.
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