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Los objetivos generales y específicos son elementos clave para estructurar metas claras y alcanzables en cualquier proyecto, tanto personal como educativo o laboral. Pero, muchas veces, cuando llega el momento de definirlos no sabemos hacia dónde tirar. ¿Es ese tu caso? Veamos algunos ejemplos de objetivo general y específico, y cómo diferenciarlos con mayor claridad.

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Diferencia entre objetivo general y específico

La diferencia entre objetivo general y específico reside principalmente en su alcance y propósito. El objetivo general es una declaración amplia que describe el propósito general de un proyecto. Es más abstracto y ofrece una dirección global sobre lo que se desea alcanzar, pero sin detallar los pasos para conseguirlo.

En cambio, el objetivo específico es una meta detallada y medible que describe acciones concretas y pasos necesarios para lograr el objetivo general. Los objetivos específicos son limitados y se enfocan hacia aspectos prácticos y medibles del proyecto.

Comprender la diferencia entre ambos permite diseñar planes de acción más efectivos y establecer métricas claras para medir el progreso. Los objetivos específicos actúan como una hoja de ruta, mientras que el objetivo general indica el destino final. Esta distinción permite enfocar los esfuerzos en acciones específicas sin perder de vista el propósito general.

Cómo redactar objetivos personales y específicos

Para redactar objetivos de forma efectiva se aplicará el conocido como método SMART. Esta técnica asegura que los objetivos sean bien definidos y alcanzables. En inglés, estas siglas significan que un objetivo debe ser específico, medible, alcanzable, relevante y limitado en el tiempo.

Puedes profundizar en el método SMART y conocer cómo diseñar objetivos basados en esta técnica.

Para redactar objetivos personales y específicos, seguiremos estos pasos:

  1. Define tu meta principal. Piensa cuál es el propósito general de tu objetivo. ¿Es mejorar la condición física? ¿Ascender en la empresa?
  2. Desglosa el objetivo general en acciones concretas. Divide el objetivo principal en pasos específicos. Para mejorar la condición física, los objetivos específicos podrían ser “realizar tres sesiones de entrenamiento semanales”, por ejemplo.
  3. Asegúrate de que los objetivos sean medibles y alcanzables. Cada meta específica debe poder evaluarse de manera concreta y ser realista según los recursos y capacidades disponibles.
  4. Establece un periodo de tiempo para cada meta. Definir una duración para alcanzar los objetivos ayuda a gestionar el tiempo y medir el progreso. Por ejemplo, “caminar 10.000 pasos diarios durante tres meses” establece una duración clara.

Ejemplos de objetivo general y específico

La diferencia entre objetivos generales y específicos se hace más clara al observar algunos ejemplos concretos. Estos ejemplos de objetivo general y específico ayudan a visualizar cómo se estructuran y cumplen metas en distintos contextos.

Ejemplos de objetivo general

Algunos ejemplos de objetivo general son:

  • Académico. “Mejorar el rendimiento académico en el área de ciencias durante el curso escolar”.
  • Laboral. “Reducir el consumo de energía en la empresa en un año”.
  • Atención al cliente. “Incrementar la satisfacción del cliente en un 20% en el centro de atención telefónica”.
  • Salud. “Mejorar la condición física general en seis meses”.

Ejemplos de objetivo específico

Para poder alcanzar estos objetivos generales, es necesario diseñar pequeñas metas que sean más concretas y que serán las que nos lleven a cumplirlos. Algunos ejemplos de objetivo específico que se adaptan a ello son:

  • Académico. “Asistir a clases de apoyo en ciencias cada semana” y “realizar al menos dos horas de estudio adicionales cada día en ciencias”.
  • Laboral. “Implementar iluminación LED en todas las oficinas en un plazo de tres meses” y “reducir el uso de aire acondicionado en un 30% durante las horas de menos ocupación”.
  • Atención al cliente. “Realizar encuestas mensuales de satisfacción para recopilar información sobre la experiencia del cliente” y “capacitar al personal en técnicas de comunicación efectiva y resolución de conflictos cada trimestre”.
  • Salud. “Caminar 10.000 pasos diarios” y “realizar tres sesiones de ejercicio a la semana durante 30 minutos”.

Diseñar objetivos medibles y realistas es lo que hace que un proyecto, sea de la índole que sea, salga adelante. Lo saben bien los coachees, expertos en ayudar a profesionales, individuos, empresas y entidades a lograr sus metas tanto a largo como a corto plazo. ¿Te gustaría saber cómo lo hacen?

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