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¿Estás pensando en ser entrenador personal o buscas uno que te ayude en tus objetivos? Si es así, debes echar un vistazo a este artículo. Aquí podrás encontrar las características que debe tener un buen personal trainer. Sabrás qué debe hacer por su cliente y qué no. ¡Vamos a ver cómo es esta figura de apoyo al entrenamiento personal! Por otro lado, no te pierdas nuestro máster en entrenador personal.

¿Cómo ser entrenador personal?

Tanto si quieres dedicarte a ello profesionalmente como si quieres saber qué titulación exigir a tu entrenador, te lo contamos.

En la actualidad, cada vez más gente se interesa por llevar una vida sana y activa. Nos hemos vuelto tan sedentarios que en algún momento tendríamos que interesarnos por el deporte. Y ese momento es ahora. Sin embargo, cada persona tiene diferentes características físicas, gustos, tiempo, etc. Factores que hacen que la figura del entrenador personal esté en pleno auge en los últimos años.

Esta época dorada del entrenador es lo que hace que proliferen cada vez más entrenadores personales sin titulación o preparación. Lamentablemente, es algo cada vez más habitual. Para tener la seguridad de que un entrenador personal realmente es fiable, lo primero que se debe hacer es exigir una titulación que valide sus conocimientos. Así pues, un máster para ser entrenador personal facilita al futuro personal trainer los conocimientos necesarios para su trabajo.

Cualidades de un entrenador personal

Cada profesional es un mundo, y esto aplica a cualquier profesión. Ya sabes que nadie es perfecto y así está bien. Además, un entrenador con determinadas características puede ser genial para un cliente y nefasto para otro. Dicho esto, también hay que decir que estos profesionales deben tener un mínimo de cualidades para garantizar un servicio exitoso y eficiente. Algunas de las habilidades o cualidades más bien valoradas en un entrenador son las siguientes.

Con pasión por su trabajo

¿Qué duda cabe? Entre dos profesionales bien formados, siempre hay que elegir el que siente su trabajo. Es su razón de ser, le encanta y le pone empeño a cada cosa que hace. Cada cliente es distinto y especial y se deja la piel elaborando cada plan de entrenamiento. Igualmente, pone el ánimo entero para optimizar cada plan diseñado. Siempre buscando la manera de que el cliente alcance sus objetivos con éxito.

Motivador

Íntimamente relacionada con la anterior, esta cualidad es básica para alcanzar el éxito. Conseguir que el cliente se implique al máximo, lo dé todo y llegue a sus objetivos es todo un reto. Aquí entra la capacidad de animar y alentar al cliente, pero también la de ir presentando retos cada vez mayores y que el deportista quiera superarlos. De esta manera, el éxito no será solo alcanzado, sino que irá acompañado de una gran satisfacción y de un incremento de autoconfianza.

Con los pies en la tierra

Una cosa no quita la otra. Hay que estimular, motivar y plantear retos, pero estos han de ser realistas. Los retos poco realistas, lejos de estimular a nadie, acaban desanimando. Hay que encontrar el equilibrio justo en el punto medio. Cada cliente tiene sus limitaciones y esto no hay que perderlo de vista. Diseñar planes de entrenamiento realistas, que contemplen las capacidades reales de cada cliente, será un punto a favor del cumplimiento de objetivos.

Con experiencia

Está claro que un cliente siempre va a preferir a un entrenador experimentado. Cuando quiere poner su físico en juego, quiere estar en buenas manos. Por eso, lo ideal es que tenga amplia experiencia. Es cierto que nadie nace con ella. También es posible elegir a un entrenador que, aunque no tenga experiencia como tal, sea experimentado en campos relacionados. Si tiene amplia experiencia en el deporte y ha realizado prácticas en su formación, puede ser suficiente para solicitudes sencillas.

Con amplios conocimientos

Antes de que pienses que es una obviedad, aclaramos a qué hacemos referencia. Es importante que, además de los conocimientos adquiridos en su formación para ser entrenador personal, tenga otros añadidos. Conocimientos en psicología del deporte, en nutrición y en salud serán un plus para los personal trainer. Todo ello le permitirán efectuar un seguimiento mucho más acurado, detallado y profesional.

Limitado a su campo

¿Limitado a su campo? ¿Y para qué hace falta entonces que tenga más conocimientos? Es una pregunta legítima, con una respuesta lógica. Los conocimientos extra enriquecen el trabajo del profesional. Si necesita orientar al cliente puede hacerle recomendaciones. Por ejemplo, si la alimentación del deportista es deficiente, puede hacer distintas aportaciones. Los consejos sobre hidratación, elegir alimentos poco procesados, y otros comentarios del estilo puede y debe dárselos. Sin embargo, no debe ir más allá si no tiene formación específica. No se debe hacer intrusismo, sino recomendar otro profesional al cliente, si es lo que se considera necesario. Así, no debe recomendar suplementos, medicamentos, dietas ni nada que no esté en su campo de estudio.

Observador y analítico

La palabra “personal” que forma parte del nombre de esta profesión tiene mucho que decir al respecto. Un entrenador personal no puede diseñar planes de trabajo intercambiables y homogéneos. Eso lo podría hacer casi cualquiera y sería extremadamente barato. Sin embargo, un verdadero profesional debe adaptarse totalmente a cada cliente. Entregar entrenamientos únicos que contemplen muchos factores.

Para ello, antes que todo, el profesional observará el estado del cliente, teniendo en cuenta el ámbito tanto físico como mental. Así puede ver sus intereses, si está dispuesto al cambio o tiene resistencias o si tiene alguna dificultad o necesidad especial. Este análisis le permitirá hacer un plan personalizado completo que merezca realmente la pena.

Organizado

Es fundamental que pueda aportar la estructura que necesita el cliente. Muchas veces no sabe qué ejercicios hacer. Pero, otras veces, sí que tiene alguna idea no desencaminada y lo que necesita es estructura y disciplina. Por ello, esta ha de ser necesariamente una cualidad que tenga. Además, es fundamental que el entrador sepa transmitir esta capacidad, ofreciéndole a la persona un camino estructurado a seguir. Todo ello, además de darle lógica a las pautas de entrenamiento, favorece la adquisición de los hábitos por parte del cliente.

Modelo a seguir

¿Qué pensarías si tu entrenador no está en plena forma, por ejemplo? De nuevo, estamos de acuerdo con que nadie es perfecto. Pero si no cuida su cuerpo, su rutina deportiva y su alimentación, ¿cómo puede exigírselo al cliente? Así pues, aunque esta característica esté situada al final de la lista no es menos significativa. Ninguna de ellas lo es, todas son igual de importantes. Si bien, tal vez un buen personal trainer podría carecer de alguna de estas cualidades, hay que buscar el pleno. Y esta última sería el añadido perfecto. Así, los clientes, además de tener un entrenador personalizado también tendrán un modelo en quien fijarse. Si se les exige constancia, sé constante. Si necesitan mantener un ritmo en concreto, acompañarles.